sábado, 19 de noviembre de 2016

Mala cara



al mal tiempo buena cara, nos dice el saber popular. Pero cada día es más frecuente ver caras largas, preocupadas y ceños fruncidos. Cuando sentimos que las cosas no van bien, es muy difícil ocultarlo.
Hoy se sabe del efecto que tienen los gestos y caras que hacemos en nuestras relaciones humanas. Numerosos experimentos explican los ciclos de causa-efecto que producimos en interlocutores cuando expresamos alegría, pena, furia o vergüenza. Cada emoción que mostramos, por lo general involuntariamente, desencadena emociones de respuesta y así sucesivamente, con implicaciones que sería un error ignorar.

Como los experimentos son variados, sabemos que no produce el mismo efecto una mirada furiosa al acreedor que al deudor. Por eso Gerben Van Kleef se tomó el trabajo de sindicar en Dinámicas Interpersonales de la Emoción ciertas reglas comunes que aplican según los diferentes tipos de negocio y relación social. Convoca a la humildad reconocer que en estas cosas los científicos teorizan sobre fenómenos tan inherentes a nuestra naturaleza humana que en muchos casos son comunes a otros primates.
Aunque a mí el tema empezó a llamarme la atención para entender los trucos de algunos grandes negociadores que conozco, pronto descubrí que mucho más valor podía encontrar en esta materia para mis relaciones más íntimas. Por ejemplo, ¿cómo inciden en mis hijos y en mi mismo rol de padre las expresiones que hago?
En momentos políticos y económicos como los que vivimos, somos aún menos conscientes de estos efectos. Evocar muecas de furia nos recuerda personas o momentos que preferimos olvidar. Cuando llegue la campaña electoral veremos las emociones que provocan las expresiones de unos y otros candidatos.
Pero lo importante está en otro lado. Las caras de tristeza y defraudación que proliferan, se sabe que expresan una súplica o pedido de ayuda, mensaje que pocos padres quisiéramos llevar a casa. En eso al menos, podemos hacer el esfuerzo de distinguirnos, en clave del saber popular, de nuestros primos primates, poniéndole al mal tiempo buena cara.

Vía @expresoec

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