Los casos de FIFA, Samsung, Odebrecht, Petroecuador, Vaticano, Mossack Fonseca, la Casa Blanca (todas las semanas del último mes y medio), Megamaq, Caminosca o Uber enseñan que sus responsables no pudieron contener el acceso a cierta información. Porque alguien pudo encontrar la punta del ovillo y jalando, jalando, logró llegar al meollo de algún escabroso asunto que reclamaba escrutinio público. Como dicen, tarde o temprano, “todo se sabe”.
En ese contexto celebremos que mañana es el Día Mundial de los Datos Abiertos. Expertos de todo el mundo propondrán -con inusitada tecnología- nuevas y mejores formas para exigir y aprovechar que toda la información que debe ser pública, se entregue de forma irrestricta, ágil y útil. Celebremos el trabajo de la gente detrás del acceso a la información, desde periodistas hasta informáticos que procesan los datos que ya son abiertos y que exigen la apertura de más información.
En Quito habrá hoy un importante evento sobre el tema. Propongo solo ejemplos que pueden ayudar a medir su éxito: que el Gobierno divulgue, sin excepción de modalidades, las bases de datos de contratación pública o que la Legislatura publique todas las declaraciones patrimoniales que deberían estar disponibles “online” si no fuera por una frágil argumentación legal. Que se sustituyan los famosos PDF y XLS por formatos consumibles por sistemas automatizados. Que se ejecute, en fin, el ambicioso Plan Nacional de Gobierno Electrónico que duerme el sueño de los justos -con las honrosas excepciones de siempre.
Exijamos que la información de instituciones y funcionarios públicos, así como de otras organizaciones y líderes que deben la legitimidad de sus decisiones a un cierto grado de escrutinio público, sean tan transparentemente asequibles, como su información privada les sea respetada.
En nuestra era, solo trazando una línea clara entre publicidad y privacidad de la información podremos alcanzar mejores estadios en aquellos ideales de libertad, equidad o ética pública, que a veces parecen solo ruido, pero cuyas aplicaciones prácticas determinan nuestro día a día.
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