Cuando la minera Kinross anunció que renuciaría a la explotación del yacimiento Fruta del Norte, hace una semana, lo hizo de manera que su decisión tenga una ola de resonancia.
Cuando en el comunicado de prensa que anunció la decisión su CEO antepuso al retiro de la empresa los fundamentos de la decisión, se aseguro de hacerlo afectando a terceros que se encuentren en situaciones parecidas. Y al estado ecuatoriano. ¿Como? Utilizando afirmaciones categóricas cuyas implicaciones sean tan válidas para justificar su decisión como para, si su credibilidad lo permite, afectar los cursos de acción posibles de terceros.
"We have said that we will exert strict capital discipline across our Company, that we will allocate our capital only to projects which meet our investment criteria, and that we will only enter into agreements that are in the best interests of the Company and its shareholders"
¿Alguna otra empresa del mercado de capitales puede, ante una afirmación pública como esa, proseguir negociaciones con Ecuador sin aclarar a sus accionistas que sus condiciones de negociación si aseguran disciplina financiera y resguardo de los intereses de los accionistas?
En psicología social esa herramienta se llama pie en la boca. Cuando lo leí me llamó la atención por la innecesaria pero estratégica grandilocuencia.
Hoy diario El Comercio sindica las declaraciones de otra empresa, que literalmente se apalancan en las de Kinross: "A día seguido, INV Minerals, otra minera canadiense, informó que reevaluaría su operación en el Ecuador luego de las declaraciones de su par Kinross."
Dicho sea de paso, el Vice Ministro de Minas ya dijo que Kinross puede firmar hasta el 1 de agosto. Sin embargo el comunicado parece haber cerrado esa opción.
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