En la caja de Fybeca vi que la pantalla de los cajeros tiene abajo un botoncito que dice "Regateo". Pero la cajera dice que no sirve.
Parecería que los grandes negocios formales eliminaron la cultura del regateo propia de mercados populares, artesanales, de los famosos bazaares. Ese regateo en el que todos nos hemos sentido grandes negociadores alguna vez. Tengo sin embargo mis dudas respecto a que se haya eliminado el regateo. Solo ha cambiado de forma.
El famoso concepto de discriminación de precios, aquel que enseñan en las escuelas de negocios para que los ejecutivos ajusten su oferta vendible en tantas pequeñas variantes con características distintas como rangos de precio diferentes puedan pagar los distintos consumidores. Haciéndolo, dicen los cálculos, se optimiza la facturación. El ejemplo que recuerdo de la universidad son las opciones de asiento de avión: vende más la aerolínea que ofrece Primera Clase a quién puede pagarlo, así como quién pueda pagará Business, creando unos cuantos asientos más rentables.
En supermercados y farmacias, cuando nos ofrecen distintas presentaciones de un mismo producto, estamos frente a una suerte de regateo de las empresas o marcas. ¿Ah con que quieres mas? Aquí tienes. ¿Más barato? Claro que lo tengo, en la repisa de abajo.
Con minería de datos, tarde o temprano los grandes superficies podrán crear combos óptimos para cada cliente, en función de lo que antes hubiera sido un regateo y hoy es la inteligencia artificial.
En eso el grupo La Favorita ha hecho importantes inversiones, impulsadas desde la consultoría que les ofreció en su momento Mckinsey. Es un mundo por venir.