No soy fanático de Rodas, quien tiene pendientes a diestra y siniestra con sus electores, pero su equipo acierta en este tema: el Municipio de Quito ha decidido sentarse con la comunidad y escuchar su opinión sobre los grandes proyectos que le atañen.
Esta semana arrancó en la capital un proceso formal de mediación entre el Municipio y los ciudadanos interesados sobre la solución vial Guayasamín. Quienes facilitan las reuniones son profesionales de la San Francisco y la UDLA, respectivamente. En la primera reunión ya quedó en evidencia que los conflictos urbanos tienen sus características propias y que este ejercicio servirá para que mediadores e involucrados en proyectos de infraestructura urbana adquieran un “know how” especializado.
Lo bueno: en el Ecuador de hoy a ningún político se le ocurriría someterse al escrutinio social por cada proyecto de envergadura. Enfrentarse con cientos de detractores de un proyecto y atender, con la ayuda de mediadores, la avalancha de quejas es algo digno de felicitar. Estos esfuerzos permitirán reformas a nuestra anticuada legislación ambiental, haciéndola -ojalá- reconocer que el impacto de proyectos y su eventual licenciamiento es hoy menos relativo a pajaritos y plantas y lo es más al entorno y convivir urbano: 70 % de la gente vive en ciudades.
Lo malo: el Municipio no arrancó los diálogos hasta tener el proyecto definitivo e incluso, luego de contratada la obra.
La vanguardia en esta materia integra mediaciones y negociaciones asistidas como parte de la planificación de proyectos. Sin eso, como ya lo vive Nueva York desde hace décadas, por citar solo un ejemplo, decenas de proyectos son abortados.
La cultura política en nuestro país ha sido imbuida de altísimas dosis de conflictividad en los últimos años. Enhorabuena aparecen esfuerzos como este que de ser exitosos, marcan la pauta de cómo puede cambiar la cosa. Hubieran sido y son necesarios para obras como el nuevo puente entre Guayaquil y Samborondón, la aerovía, los Quitocables, el Metro, el distribuidor de la Granados, el tranvía de Cuenca, entre muchos más.
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