sábado, 30 de marzo de 2013

Simplicidad

Cada cierto tiempo aparece una nota en la prensa que debe servir como llamado a la acción.
Respecto a lo que tienden a hacer con nosotros y nuestro diario quehacer nuestros propios sistemas e instituciones, hay un llamado al cambio. En lugar de seguir agregando capas de información y complejidad a cada cosa que hacemos, hace falta lo contrario: When Simplicity Is the Solution
A mi particularmente me llama a la acción porque de manera demasiado recurrente me encuentro confeccionando complejidad para mis clientes. ¿Lo requieren ellos?¿Lo ofrezco innecesariamente yo? O dicho de otra forma me pregunto si es cuestión de oferta o demanda.
Me gustaría creer que, siendo que solo en el apoyo jurídico a los negocios se gastan innumerables fees en los dos frentes típicos, a saber la elaboración de contratos y otros insrtumentos de administración de riesgo, por un lado, y la resolución de conflictos, por el otro, parece evidente que hay lugar a simplificación y optimización.
Por leer últimamente literatura sobre como eliminar sesgos cognitivos me pongo a pensar.
Apuesto que si se simplificaran los contratos se gastara menos allí, en la parte preventiva. ¿Se trasladará entonces el gasto a la resolución de los conflictos que se generan por la falta de complejos instrumentos contractuales para la prevención de riesgos? O sino, por el contrario, ¿Si se perfeccionaran los contratos, complejizandólos, debería entonces disminuir el costo de su implementación y del arreglo de los conflictos que de ello se derive?
Se puede jugar con miles de ejemplos y creo que faltan estudios para hacer afirmaciones categóricas. Pero mi pronóstico es que más simplicidad termina por disminuir costos y mejorar la comunicación, incrementar la confianza y con ello la reputación.  Se supone desde siempre (o casi) que con mejor comunicación se facilita la resolución de diferencias.