Siguen algunos asesores políticos y corporativos renegando de la realidad. Y queriendo cambiarla sin poder -literalmente. Y asesorando en ese sentido a quienes se supone aspiran acceder a las posiciones de más poder en sus sociedades.
La prueba está en que Maduro vende modelo de "patria" mientras Capriles ofrece "democracia" (La República).
Baste saber un poco de análisis discursivo. El concepto de patria se enmarca en un discurso romántico, mientras el de democracia se relaciona más con el discurso clásico. El primero gira en torno al terruño, al inalcanzable concepto de una comunidad, de cultura y de comunión de ideas, como el volksgeist fichteano. Desde un punto de vista comunicacional, la patria puede manifestarse en la gente, en su música y folklore, en su tierra, en sus símbolos. Y todo esto sin mayor detallamiento. El discurso romántico es propio a la movilización y al compromiso activista.
El segundo concepto va por un lado más sanitarizado: es un concepto de la filosofía humanista, difícilmente definible y palpable en el discurso -menos en la vida diaria de la gente a la que busca persuadir o movilizar.
La distinciòn entre tópicos y discurso romántico y clásico se la debemos en la actualidad a Chaim Perelman. La lamentable capacidad política de ciertos líderes en América Latina, en cambio, se la debemos solo a su ignorancia de estos preceptos.
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