Hoy vi la cuenta de Twitter del Metro de Quito, con aproximadamente 5000 seguidores.
Adelante, que bien que se informe sobre lo que hace el Metro de Quito. Que importante para los usuarios saber si hay problemas operativos, si la línea que piensas tomar para regresar a tu casa después del trabajo o ir a la universidad, está suspendida. Enterarte de los objetos perdidos. Tantas cosas.
El tema es que no existe el Metro de Quito. Y probablemente no exista en la práctica sino hasta dentro de qué, ¿cuatro años con suerte? Me entero en la página de Wikipedia que también tiene el Metro de Quito que estará operando la primera línea en el primer semestre del 2016. Aunque en la página de Twitter dice "El futuro está aquí". Entiendo, crear una cuenta de Twitter y comunicar lo que hace Metro de Quito es comunicar lo que hace la empresa pública que se creó para el proyecto. ¡Sobre todo como consigue la plata!
En todo caso, me hizo pensar como al mismo título que un líder puede levantar apoyo para sus ideas, levantar recursos para un proyecto, hoy las redes sociales permiten potenciar ese objetivo. Seguro tiempo atrás las relaciones públicas de un proyecto de esta naturaleza se hubieran concentrado en unos cuantos eventos clave, aislados y solo perceptibles en su conjunto para el observador agudo: creación de la empresa responsable, firma de tal o cual contrato, hasta que llegue la conclusión de la obra y deba comunicarse. Solo luego, vendría una comunicación permanente, que a la postre sirve como forma de ..... ¡si! potencialmente incrementar apoyo para la iniciativa de manera permanente.
Seguramente veremos en el futuro cada vez más proyectos que aún siendo solo eso, proyectos, apalanquen anticipadamente en una comunicación más activa y sostenida -posible gracias a su relativamente bajo costo- la reputación que es uno de los pilares fundadores de su potencial éxito. En eso, como en su inicio, las relaciones públicas tienden a la propaganda.