Todos tenemos nuestra taras profesionales y para empezar el año nuevo pongo a prueba las mías revisando bajo el prisma de la negociación los eventos más importantes del 2015. Como dice el saber popular: para el que anda con martillo todo parece clavo.
Cuatro de las cinco noticias globales más buscadas según Google Trends son negociaciones que debemos catalogar de malogradas. Google enumera por cantidad de búsquedas un ranking 2015 que luce así: “Charlie Hebdo”, “ataques de París”, “huracán Patricia”, “Isis” y “Nepal”.
Simplificando, el primero, segundo, cuarto y quinto tema tienen raíz común en conflictos geopolíticos. Solo el huracán Patricia es difícil de mirar con ojos de negociador.
Ahora, ¿qué podemos aprender de los asuntos públicos más relevantes del 2015? Usaré la herramienta más popular entre negociadores, conocida como Mejor Alternativa a un Acuerdo Negociado o MAAN (Best Alternative to a Negotiated Agreement o BATNA en inglés), para tratar de responder esa pregunta.
El MAAN o BATNA fue acuñado para identificar el límite a partir del cual deja de ser atractivo para alguien seguir negociando. Si estás comprando, se trata del precio (u otra medida) arriba del cual es preferible desistir de la compra; para quien vende, se tratará del límite bajo el cual simplemente es mejor no seguir negociando o, dicho de otra forma, ya no vender. Del hilo el ovillo: dos partes encontradas solo pueden llegar a un acuerdo entre el mínimo del uno y el máximo del otro, de donde se entiende que el espacio imaginario de negociación que se forma en el medio de los respectivos BATNA equivale a la única Zona de Posible Acuerdo (ZOPA en inglés o en español).
¿Es posible una solución negociada en la guerra internacional contra el terrorismo islamista? Por compleja que parezca la pregunta -y corto el espacio para responderla-, amerita poner nuestro granito de arena con algunas ideas.
Partamos de que, desde el punto de vista del negociador, tiene que existir una Zona de Posible Acuerdo en medio del terror que hemos presenciado en 2015. Negar esa posibilidad deja a las partes del conflicto alejadas de cualquier mesa de negociación y, obviamente, usando sólo el terror y la violencia, ojo por ojo, diente por diente.
Algunos dirán que no se puede negociar con terroristas. Lakdahr Brahimi, premiado negociador internacional, contaba que la gente le pregunta cómo puede estrecharle la mano a criminales y terroristas. Para el ese es el precio de terminar con guerras. “Hay que mantener el objetivo en mente...terminar con las guerras. Para conversar con gente bonita no se va a Medio Oriente”, “para eso basta quedarse en París, pero las guerras no suceden en París y yo trabajo con la gente que está en guerra”, decía antes del 2015.
Otros dirán que los ataques liderados por Francia, Estados Unidos y sus aliados buscan limitar el acceso a recursos, anular capacidades y con ello redefinir el BATNA de los cerebros terroristas y sus acólitos. El argumento es válido porque aquello afecta directamente, como lo hemos visto, las condiciones que definen el posible acuerdo que tendrá que llegar a futuro, como lo evidencia la historia del terrorismo en Italia, Francia, Alemania, Rusia, Estados Unidos y en estos mismos días en Colombia.
Pensar en términos de negociación e identificar las condiciones de las partes para negociar o dejar de hacerlo es imprescindible si compartimos nuestra humanidad con las víctimas del terrorismo.
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