Si somos racionales, ante el mismo problema económico todos deberíamos responder de forma similar, pero eso casi nunca pasa. Como un mismo problema puede ser planteado de una u otra forma, nuestras decisiones sobre la misma información también, según como se nos presenten las cosas. Hagamos un ejercicio con los siguientes “problemas” de Kahneman: Problema 1.- ¿Escogería ganar $900 de seguro, o 90 % de probabilidades de ganar $1.000? Problema 2.- ¿Escogería perder $900 de seguro, o 90 % de probabilidades de perder $1.000? La gente responde siempre que prefiere la opción segura cuando se trata de ganancias y la “riesgosa” cuando se trata de pérdidas o costos. Aunque ambos problemas son solo reflejos, las decisiones varían porque los humanos no cuidamos ni gastamos igual lo que hemos ganado trabajando que si nos lo ganamos en una apuesta o lo encontramos en el bolsillo del pantalón. Aunque creemos comprender valores absolutos, nuestra mente procesa variaciones, entendiéndolas como cambios de nuestra situación. Por eso aquello de: más vale pájaro en mano que cientos volando. Los cientos volando no cambian mi situación.
El Gobierno Nacional propuso la creación de un nuevo impuesto. Siguiendo las noticias y las declaraciones oficiales uno podría creer que es un favor del Estado a la ciudadanía. El Gobierno lo vende como una mejora de situación, quienes discrepamos lo vemos y planteamos como una desmejora. Cada quien decide contra qué medirá el efecto de la nueva Ley de Plusvalía. Cada quien escogerá su marco de análisis y según como ordene su información estará a favor o en contra. Para mí el impuesto es malo porque la fórmula es engañosa y difícil de comprender, porque prejuzga cuándo y a cómo venderán sus casas los ciudadanos, y porque llama especuladores a quienes ahorran con su vivienda, entre muchas otras falencias. Pero el proyecto además es malo porque nos tiene discutiendo sobre supuestos, mientras hay algo seguro: hoy se requiere dinamizar la actividad económica, liderar ese cambio, no un debate fiscal que, aunque ha sido planteado como económico urgente, no implicará réditos económicos inmediatos para nadie. Todos estamos perdiendo tiempo y plata con este debate.
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