miércoles, 13 de julio de 2016

Presente continuo

Me dice que está empezando. Que está haciendo. Está avanzando. Está resolviendo. Luego asegura que está terminando... Eso de que las cosas están pasando sin condición de tiempo, a mí me parece una odiosa conjugación. Es una muletilla que algunos usan, incluso en plural, para despersonalizar más su (falta de) acción individual: estamos revisando...
Un amigo me dice que la conjugación se llama técnicamente presente continuo. La usan con frecuencia funcionarios del sector público, sometidos seguramente a las estructuras burocráticas del Estado. Hasta el presidente la usa. Pero también se escucha en nuestras casas y nuestras empresas privadas. Escucharlo es para mí una justificación de ineficiencia, como también lo es de incapacidad para asumir responsabilidades.
Dicen que la acción en el gerundio no está definida ni por el tiempo, ni el modo, ni el número, ni la persona. En el presente continuo aparece la persona, pero todo el resto sigue indefinido, como prefiere dejar las cosas quien conjuga así el verbo para tareas que deberían tener corto plazo de ejecución.
Es comprensible que quienes buscan la paz en Oriente Medio desde hace décadas digan que están negociando, pero cada vez se va volviendo más obvio que no son tan eficientes como podrían serlo. Enhorabuena la rapidez con la que parece que se están poniendo de acuerdo en Colombia el Gobierno y las FARC. Porque, ojo, el tiempo pasa y tienen que darse las cosas; no podemos quedarnos impávidos escuchando que se están haciendo, que los problemas importantes de nuestra sociedad se están resolviendo, o que los cambios revolucionarios se están produciendo, sin beneficio de inventario.
Recordemos que siempre va a haber nuevos problemas y desafíos qué resolver.
Lamento cuando yo lo uso, porque no puedo negar que lo hago. Pero más lamento que las personas importantes, las que tienen a su cargo las decisiones que pesan sobre millones de hogares, lo usen más de la cuenta.
Dejo la invitación abierta para que mis lectores empiecen a juzgar a sus interlocutores, también usando ese prisma: cuánto usan el presente continuo.

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